A Caperucita le avisaron del lobo,
a Melina no.
El bosque salvaje de la noche,
atrapa las
niñas,
las flores que caen del engaño
también acarician…
antes de llevarte….
Caperucita no le teme al lobo,
Melina tampoco,
capa adolescente que cubre del miedo
y te lanza al juego.
No hay guardabosques,
ni hay abuelita
y la caperuza,
te envuelve y te asfixia.
La canasta de besos
se arroja a la infamia.
El aullido falta.
Los lobos se hunden.
Las piedras pesan en la conciencia
y la ahogan,
el abismo y el infierno
se abren ahora….
La última mirada que bebiste
es la que jamás se borra.
Fantástico
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