La virgen descubrió los ojos de los hombres un instante,
para que los vean. Dic,8 del 2009.
Inmortales, tu búsqueda sintonizó nuestros corazones,
la impensada distancia hacia el futuro posible,
hacia el pasado perdido.
Tan cerca el mundo y tan inalcanzable.
Los autos pasan sin que tu suspiro los desvíe.
El gueto donde el pasto está crecido para que no se vea
a veces te traiciona.
Se arrastran tu suplicio y tu dolor
entre matas de egoísmo y desidia,
golpe hundido al destino en una curva
sin señales ni milagros.
El retorno del sueño se estrella entre gritos y oscuridad
(así nos pasa, pueblo olvidado detrás de las cámaras)
y acribilla una mañana sin destellos de disparos ni ilusiones.
Huele a tierra húmeda de sangre,
huele a cansada dejadez,
duele a injusticia.
La ruta sin marcar no deja huellas,
la memoria se fragiliza, esclava preocupada de un hoy desocupado,
inquieto, demasiado veloz y peligrosa
en su afán de llegar
hasta un castillo de naipes donde espera
el silencio.