No podría prometer
que el nuevo año sea mejor,
ni puedo prometer
que la vida
nos acaricie,
o que las olas del tiempo
sean luciérnagas,
ni que los días
se vacíen de ceniza.
Pero puedo prometer
ser yo
mejor
cada nuevo año,
acariciar, cada vez que haga falta,
ser un poco luz
en las escalas del tiempo,
soplar las
cenizas de tus ojos,
que las lágrimas estén libres de rocas.
Puedo si,
anhelar nos
en
bendición y tibieza
y prometo
recoger cada fruto,
cada historia,
que nada se pierda,
que nada pierda su riqueza de haber sido.