Homenaje a
Graciela Silva
Compañera,
escritora, amiga.
Para nosotros eras Gra, la de las dos orillas, antes, mucho antes de que
alumbraras tu libro. Supongo que por esa condición de inmigrante y de porteña a
la vez. Venías de enfrente del gran río. Tu literatura está preñada de esa
experiencia. Pero, vos, Gra, no tenías sólo dos orillas. Tenías millones de
orillas. Esculpías tus bordes, los pulías con esa dedicación artesana y
docente. Fuimos viendo crecer tu brillo, que era también nuestro brillo. Ahora
tu obra ya es de piedra y memoria. Ya sacaste todas tus impurezas, todo furcio,
toda repetición. Dejaste tu legado en nuestra orilla y, tu cariño y tu respeto
por el otro, ese don tan difícil de hallar en estos días, como aliento y
ejemplo. Sólo podemos leerte, cómo si aún te escucháramos, porque vivís en
nuestra evocación. Estás en nuestra historia. Podemos dolernos porque el dolor
es símbolo de un paso generoso por el mundo. Podemos inmortalizarte desde nuestros humildes
espacios hasta que, volvamos a verte, seguro, allá, en la próxima vida.
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