Poema de cuarentena III
El reloj pulsera
sobre la mesa
abandonado,
el horario se ha vuelto
sin sentido.
La billetera en la cartera
encerrada y aburrida.
Las chancletas que reclaman
por sus horas extras
aunque
aún no se animan
a ponerse en huelga.
La casa ó brilla
ó
está más sucia que nunca.
Las camas haraganean, desechas,
perdido el ritmo.
Los ojos, sólo ven
las sombras de las cosas,
o su ilusión, o,
tal vez,
por primera vez
empiecen a ver
nuestro
interior.
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